miércoles, 10 de enero de 2018

Dios pensó, volvió a pensar y luego dijo “creo que me voy a volver ateo”.



Era como la rayuela que luego del noveno casillero se encontraba el cielo. Esa escalera que de chicos jugábamos inocentemente, y nos llevaba desde la tierra al cielo por cada uno de los infiernos. Había que pasar por esos nueve círculos que tan bien describía el Dante en su “Divina Comedia”. Yendo en orden, el primer “Infierno” era el Limbo, luego le seguía la Lujuria, después la Gula, el cuarto la Avaricia y la Prodigalidad, lo continuaba la Ira y la Pereza, a continuación la Herejía, el séptimo círculo lo conformaba la Violencia, el octavo el Fraude y finalizaba con el último: la Traición. Que recorrido extenuante, junto con mi abogado pasamos de uno a otro y él saludaba amigos en cada infierno. Eran mis clientes - decía el abogado- mientras algunos de los parroquianos lo miraban con alegría como si la espera fuera eterna. Vaya a saber porqué los abogados se hicieron esa fama. En el purgatorio San Pedro lo miró y le dijo “Mientras yo esté acá, abogado del diablo, esa nariz no va a pasar los límites del cielo”. No obstante seguimos caminando y nos acercamos al paraíso. Era como decía San Pedro, que con su manojo de llaves al vernos llegar tomó la llave correcta y abrió el cancel. Ni bien pasamos el límite miré y no lo podía creer estaba Dios esperándonos. Tal fue la admiración que solo dimos un pequeñísimo paso. No era como esas imágenes de un hombre viejo y barbudo. Nada que ver. Bien afeitado, bien parecido, simpático, de voz clara y un timbre como si viviera en Buenos Aires. No había duda Dios era argentino como se decía, pero no vayan a creer que tenía la camiseta de la selección argentina de fútbol. No, ni soñarlo, aunque a decir verdad tenía un parecido a la casaca de la generación dorada de basket cuando de la mano de Ginobili se obtuvo la medalla de oro en Atenas. Bueno, pero eso son detalles. Lo importante es que ahí estábamos frente a frente y con mi inquietud de periodista de saberlo todo y preguntarlo todo. Porque no hacerle una entrevista. Tantas cosas habría para preguntarle.
Tal vez el Génesis nos dice muchas cosas del origen que no comprendemos.  En el primer día Dios creó la luz y la separó de las tinieblas. En el segundo día Dios separó los cielos y la tierra. Dios hizo esto creando un espacio. El tercer día. Agrupó las aguas y las llamó mares. En el cuarto día Dios creó el sol, la luna y las estrellas. Los primeros animales llegaron en el quinto día de la creación. En esta etapa la creación se estaba poniendo más compleja. Los mares fueron llenos de peces y otros animales marinos. Los cielos fueron llenos de aves. Dios los bendijo y los ordenó a multiplicarse. Esta primera bendición empezó un proceso natural que nada ni nadie ha podido parar. El punto culminante de la creación ocurrió en el sexto día. Primero, Dios ordenó que la tierra produjera todo tipo de bestia. En el verso 26 del Génesis Dios crea el hombre. Dice "Hagamos al hombre en nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". La creación del hombre fue una obra muy personal. Y finalmente Dios descansó el séptimo día y lo declaro un día santo. Tradicionalmente el séptimo día es el sábado. (Génesis 2:1-3).
Pero con tanta maldad no podía dejar de preguntarle a Dios si se sentía responsable de esa malevolencia humana que apareció en el mundo desde su creación. Dios entendió la pregunta desde mi punto de vista. Dios pensó, volvió a pensar y luego dijo “creo que me voy a volver ateo”. Hace falta mucha oración. El hombre fue creado para ser libre y debe luchar para plasmar esa libertad. Háganle caso al Papa Francisco cuando dice “recen por mi” Recen, la oración ayuda a entender la creación, ayuda a ser solidarios y libres, aleja la mandad y el pecado. "Si yo me vuelvo ateo que queda para ustedes…"
El tema no era racional, era un acto de fe. La fe es la que nos salva sino somos bestias que andan por el mundo.

Había finalizado la entrevista y había que volver a escribir la nota. De regreso le pregunté a mi abogado que le había parecido Dios. Me dijo “No lo vi”. No podía entenderlo. Si estaba al lado mío. ¿Cómo que no lo vio? Se extendió un poco más y dijo - San Pedro dijo “Mientras yo esté acá, abogado del diablo, esa nariz no va a pasar los límites del cielo”. Y yo le hice caso. Cuando llegué al límite me di vuelta y entré al cielo de espaldas, la nariz la dejé del lado de afuera. Quien me iba a privar el placer de entrar al cielo.

jueves, 4 de enero de 2018

Prostituta a los 20, monja Franciscana a los 40



MITOS DEL TANGO


Ada Falcón: Historia de una mujer que deslumbró con su presencia.

“En plena juventud tuve riquezas y belleza, tuve una visión maravillosa del Señor y no vacilé un instante en dejarlo todo y recluirme en las sierras, en un convento franciscano, y vivir con humildad


Su voz enamoró a Gardel y a Discépolo, sus ojos inspiraron a Canaro a componer el vals “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”. Llegó al tango cuando otras cantantes recién lo descubrían. Antes de los 20 años debutó en el cine mudo y luego fue protagonista de otras dos películas. Poseía una mirada intensa, como si viera un fuego más allá del mundo, y los ojos de ese verde que no se encuentra en la naturaleza. Ada Falcón nació en Agosto de 1905 y su voz de mezzosoprano la llevó al estrellato. Su nombre real fue Aída Elsa Ada Falcone y durante su breve carrera, participó en tres películas, El festín de los caranchosTu cuna fue un conventillo e Ídolos de la radio. Para mediados de la década de 1930, se había convertido en una de las cantantes de tango más relevantes del momento, a las que luego se sumarían Azucena Maizani, Libertad Lamarque, Mercedes Simone y Tita Merello.  Vivió casi un siglo recluida en un perdido pueblito de Córdoba de un nombre sugerente y particular “Salsipuedes”. Fue longeva hasta el 4 de enero de 2002, cuando entregó su alma a los 96 años. Desde muy joven convertida en terciaria franciscana, hasta el día de su muerte.




Fue estrella de Radio Cultura, Radio Stentor, Radio Splendid, Radio Argentina, Radio Prieto, Radio Belgrano y Radio El Mundo y grabó en su época de esplendor más de quince discos por mes. Su debut artístico fue apenas a sus catorce años y pasó por las más importantes orquestas de aquel tiempo como la de Enrique Delfino y Osvaldo Fresedo. Se retiró a los 37 años a modo de exilio y no se supo más nada de ella hasta su muerte. Esas cosas del destino ubican su sepultura en el Cementerio de la Chacarita en Buenos Aires a pocos metros de otro grande del tango: Francisco Canaro con quien trabajó durante más de nueve años y produjeron juntos los más grandes éxitos del tango. Su belleza era tan deslumbrante que Discépolo decía: "Es tan divina, que hace mal mirarla”. Radio El Mundo le dedicó el nombre de uno de sus estudios. Canaro era muy amigo de Gardel y a pesar del éxito del zorzal criollo, por aquel entonces se expresaba una frase cuando alguien acumulaba mucho dinero se decía “tiene más guita (dinero) que Canaro” y parece que esa anécdota surge del propio Carlos Gardel cuando en el hipódromo se quedó sin dinero y le pidió prestado 500 pesos (una enormidad para la época) Canaro puso la mano en el bolsillo y se los dio. Entonces Gardel le dijo “y si no los tenés vos, no los tiene nadie.”



Tal fue la fortuna de Canaro que en cierto momento quiso divorciarse de su esposa y fue a consultar con su abogado cuanto le correspondería y el abogado le dijo “debe darle la mitad”, entonces Canaro decidió seguir con su mujer. La idea de separación se daba por que estaba enamorado de Ada Falcón 17 años menor y compañera de su elenco. Ella era la reina de la radio, que cantaba en un estudio de Radio El Mundo, se forreaba los brazos con joyas caras, vestía pieles exuberantes, usaba sombreros espectaculares, tenía tres coches y vivía en un palacete de Palermo chico. La Greta Garbo del Tango, se arropó en el misterio y la perseguían hombres poderosos que nunca tuvieron éxito, porque el gran amor de su vida fue Francisco Canaro.



Resultado de imagen para ada falcon monjaPero esa no fue la única anécdota de Ada Falcón con Canaro. Mientras estaban grabando en un estudio de radio, Martha, la mujer de Canaro apareció de imprevisto en el descanso de un ensayo y la sorprendió sentada en las rodillas de su marido. Sin decir palabra abrió su cartera sacó un revólver, le apuntó, la amenazó de muerte y Ada salió corriendo para siempre. Cuando decidió exiliarse en una casa de oración en Córdoba era estrella en todas las radios. Estaba en su mejor momento profesional. Prometió no brindar más entrevistas ni mostrarse en público hasta el día de su muerte.Grabó más de 200 obras y es tradición escuchar que Francisco Canaro se inspiró en ella cuando compuso la música de su célebre vals “yo no sé qué me han hecho tus ojos”.  


Puta a los 20 Monja a los 40 fue un título muy atrevido por la prensa. (nota de Página 12 "un misterio llamada Ada"). Lo cierto es que Ada Falcón tomó una decisión muy importante y fue totalmente fiel hasta el día de su muerte.