Diagnóstico médico en tiempos de Covid
Telefonista -Doctora Lisa Cuddy está llamando la esposa de un
paciente de cincuenta y nueve años de edad. Ella está asustada, cree que su
marido tiene síntomas de Covid 19
Dr. Lisa - ¿De dónde es el llamado?
Telefonista – De la Provincia de Buenos Aires.
Dr. Lisa – Uy, qué problema. La provincia está estallando de
contagios. ¿Y cómo sabe que su marido puede ser sospechoso de Covid 19?
Telefonista – Dice la señora que su marido se agita al
respirar y que tiene un ataque de diarrea.
Dr. Lisa - ¿Diarrea?
Telefonista – Sí. Dice que vio a los infectologos por
televisión y que ahora el Covid se manifiesta de esa manera.
Dr. Lisa - ¿Qué lo lleven a Tecnopolis?
Telefonista – Doctora, la señora insiste, dice que tiene el plan
410.
Dr. Lisa – Mándele a la doctora Allison Cameron con un
ambulancia, pero que el Dr. House ni se
entere de esto, porque la tiene entre cejas. Sobre todo cuando hace los
primeros diagnósticos.
Telefonista – No se haga problema doctora. Yo misma le voy a
avisar.
Doctora Lisa Cuddy |
La doctora Allison se encontraba en la cafetería del
Sanatorio de la Trinidad de Palermo y ante decenas de miradas de sus colegas a
la hora del refrigerio, llamaba la atención limpiando la cucharita, el platito,
el borde y el asa del pocillo de café con un frasco de alcohol en gel que ella
siempre acostumbra llevar en su cartera. Los que la conocen saben que es
tremendamente pulcra y obsesiva por la limpieza y desinfección de todo lo que
ella toca. Incluso su rostro juvenil y su cabello está cuidado por demás, hasta
su ropa planchada, almidonada y perfumada son parte de su personalidad. Ella
luchó por estar en el equipo del Dr. House y sabe que debe cumplir con todos
los protocolos a la perfección. Si la orden es cuidarse. Ella se cuidará mucho
más de lo que le exigen. Su frase de cabecera es “no hay que correr riesgos”, “es
mejor prevenir”.
Minutos después en el tocador del baño de damas se cruza con
la telefonista que la observa mirarse al espejo y dedicarle un tiempo
prolongado a su arreglo personal. Intercambian saludos y la telefonista le dice
-creo que tenés que viajar hasta Húrlingham. Si bien no llevaba consigo el
papel con la indicación y su recuerdo no era preciso, continúa diciendo – creo que
hay un positivo de Covid 19-. Se miran mutuamente y la Dra. Allison, tal como
soldado que tiene que hacer una misión peligrosa, sale disparada a la
recepción. Toma el mensaje y sin leer las indicaciones sale a cumplir con su
trabajo. Prepara todo su equipo de protección: barbijo, máscara, delantal de
plástico, guantes. Acelera su auto y dice: “quiero
llegar antes que oscurezca”. Hay zonas peligrosas en el AMBA. La palabra
AMBA se empezó a usar hace poco tiempo, se refiere al área metropolitana de
Buenos Aires para diferenciar a la Ciudad de Buenos Aires, capital de la
Argentina con la provincia de Buenos Aires, la más grande y rica de la
Argentina. Pero específicamente el área metropolita es una zona donde una
avenida separa un ámbito urbano de muchos millones de habitantes que cruzan
diariamente de un lugar a otro. Precisamente en ese lugar los casos de Covid 19
se multiplican exponencialmente por la situación precaria de sus habitantes que
viven en villas de emergencia donde familias enteras conviven hacinadas en
reducidas habitaciones y las formas de aislarse y cuidarse no existen.
Doctora Allison Cameron |
La Dra. Allison manejaba su vehículo y no dejaba de imaginar
el lugar al que fue enviada. Sabía que ella corría un alto riesgo de contagio y
por lo tanto trataría de atender y retirarse rápido porque la inseguridad, también
era otro peligro. Mientras manejaba escucha la radio y la noticia del día era
el crecimiento de casos y muertes. El periodista describía una situación
dramática y se escucha la voz del Ministro de Salud de la Provincia de Buenos
Aires preocupado por la falta de camas, respiradores, terapia intensiva y
profesionales de la salud. La descripción era patética, las informaciones daban
cuenta que de seguir creciendo los contagios la situación se iba desbordar.
Patricia - Buenas tardes doctora.
Dra. Allison – Buenas tardes. ¿Qué síntomas tiene su esposo?
Patricia – Ahora lo va a ver. Está acostado en el dormitorio.
Por lo que escuché en televisión podría ser Covid 19
Dra. Allison- Sí. ustedes están entrando en una edad crítica
y si bien por acá se ve todo tranquilo y aislado, en el AMBA se multiplican los
casos.
Patricia- A veces con mi marido salimos a caminar. No siempre
porque él dice que yo camino rápido,
pero estos días me acompañó y lo noté agitado cuando respiraba.
La doctora Allison se acercó a la habitación donde estaba el
paciente y de lejos le empezó a hacer preguntas. Siguió los protocolos que
marca el Ministerio cuando hay un caso sospechoso de Covid 19. El marido
respondía con certezas el interrogatorio, pero confundido porque ninguna de las
preguntas se ligaba a su padecer. Hasta
que la galena le dijo – Pero su esposa me dijo que usted se agita al respirar.
El matrimonio de más de treinta años de convivencia, se
miraron fijamente, clavándose cada uno sus propios ojos en los ojos del otro.
Solo la vista alcanzaba, porque el resto de la cara lo tenían cubierto con un
barbijo. Y el ensordecedor silencio fue roto por la doctora Allison cuando dijo
“hay que activar” y repitió “vamos a tener que activar”.
Las dos mujeres se miraron convencidas, asintiendo con la
cabeza. Mientras Patricia decía “si, es
lo mejor”. Su marido que no entendía la frase con voz alta le pregunta a la
doctora. “¿Qué hay que activar?”. El
protocolo señor- respondió- Usted por sus síntomas está sospechado de estar
contagiado de Covid 19. Mire es mejor prevenir riesgos –remarcó la profesional
de la salud- mientras abría una cartilla de hospitales y sanatorios.
Patricia - ¿Y cómo va a hacerlo?
Dra. Allison- Voy a pedir una ambulancia para que lo hisopen,
así nos sacamos las dudas.
Patricia - ¿Y dónde lo van a llevar?
Dra. Allison- ¿Alguna vez se internaron?, ¿conocen?, ¿Usted
tiene un plan que puede elegir el lugar?
Patricia – Sí. En la Trinidad de Palermo o al Hospital Británico,
cualquiera de los dos.
Dra. Allison – Tenga un poco de paciencia, el ambulancia va a
tardar algunas horas. Pero es lo más seguro.
Patricia – La acompaño hasta la puerta
Dra. Allison – ¿Ustedes tienen más de una habitación en esta
casa?
Patricia – Si
Dra. Allison – ¿Y tienen dos baños?
Patricia – No. Uno solo. ¿Por qué?
Dra. Allison – Por si hay que aislarlo… Bueno cualquier cosa
limpie bien el baño y desinféctelo.
equipo médico |
Pasaban las horas y Patricia muy prolijamente ya le había
preparado el bolso a su marido. Tres remeras, tres calzoncillos, tres pares de
medias, un suéter, pantuflas, cepillo de dientes, una toalla. Hasta le prestó
una batería para cargar teléfonos móviles por las dudas que su teléfono que estaba
con la máxima batería tuviera la carga necesaria para varios días.
Ya casi son las dos de la madrugada y en el barrio tranquilo
de casas bajas la noche es silenciosa. La calle es una cortada y solo circula
algún vecino de no más de cien metros a su alrededor porque es el fin del
barrio. La madrugada solo es interrumpida por el camión recolector de la basura
que todas las noches a las dos en punto activa su palanca para compactar la
basura justo frente a mi ventana y como a las tres y media se escucha la
campanilla de la barrera ferroviaria a unos seiscientos metros de distancia. Cuatro
y veinticinco pasa el siguiente tren y antes de amanecer los gallos, las
gallinas, jilgueros, zorzales y otras aves empiezan con sus cantos matutinos.
Tapado por los sonidos del camión recolector se estacionó la
ambulancia con sus luces, iluminando la madrugada pueblerina. Mi esposa sale a
la puerta pero el Doctor Eric Foreman le indica que se quede en la casa y
espere el llamado telefónico.
Minutos después el otro doctor acompañante Robert Chase me
llama y dice: Señor quédese tranquilo, ya lo vamos a llevar. Nosotros tenemos
que vestirnos con un traje especial, cuando nos vea le vamos a parecer
astronautas. No se asuste, es el protocolo. Cuando nosotros estemos preparados
lo llamamos nuevamente.
Para mi eran minutos interminables. Pasaban las dos de la
madrugada, y no sabía a ciencia cierta que hacer. Ya había puesto en google
drive todos mis estudios cardiológicos, gastrointestinales, respiratorios,
radiografías y ecografías. En esa larga espera había hecho operaciones
bancarias de próximos vencimientos por las dudas que no volviera. Incluso había
cargado algunos libros en el ebook por si la internación se extendiera varios
días. Pero también me carcomía una duda. Si no era nada. ¿Cómo hacía para
volver a mi casa? Ya que el sanatorio no quedaba cerca y debía justificar mi presencia
en la vía pública.
Cada segundo que corría era una eternidad. De repente suena
el teléfono. Era el Dr. Chase nuevamente avisándome que ellos ya estaban
listos. Le digo “no cuelgue”. Tengo una pregunta ¿Puedo llevar un bolso con
ropa? El médico se toma unos segundos, por lo visto lo consulta. No. No es
necesario, nosotros tenemos orden de llevarlo a realizar el hisopado y luego de
traerlo nuevamente a su casa.
Miro a mi esposa y le digo. Voy a volver a casa, no te vas a
librar tan rápido de mí.
Me abrigué, dejé el bolso, saqué el ebook y lo puse en mi
bolsillo, en la puerta me espera un hombre con aspecto de astronauta. Escuché
algunas persianas de algunas casas que se cerraban. El Doctor Foreman mantenía
una prudencial distancia, abrió la puerta corrediza del ambulancia y me dijo:
si quiere se puede acostar, sino viaje sentado. Luego cerró la puerta y
partimos. Los ubiqué fácil por sus aspectos. Foreman era negro y Chase era
rubio. A los pocos minutos les pregunté ¿A dónde me llevan? Ese fue todo el
dialogo.
No se cómo reciben a los primeros mandatarios en las cenas de
gala o en los eventos oficiales, pero cuando llegué al Sanatorio de la Trinidad
me sentí toda una autoridad.
La vigilancia, el portero, dos enfermeras y una médica,
sabían mi nombre y me estaban esperando. Que placer enorme, me sentía famoso.
Sinceramente no sé si otra vez en mi vida iba a tener un recibimiento igual. Por otro lado me empezaba a angustiar. Yo no
había dicho una sola palabra y un ejército de personas me conocía. La Dra. Lisa
Cuddy, decana de medicina en persona no solo me recibió en el hall, además ella
misma me llevó al ascensor. Marcó el segundo piso y me condujo a la habitación.
A medida que recorríamos los pasillos otros enfermeros la saludaban y me
saludaban por el nombre. Mientras caminamos me pregunta ¿Por qué lo traen y
luego se lo llevan? Dijo con cara de desconcierto o dubitativa. Otra enferma le
marca habitación de internación. Me pide que me siente en una silla y que la espere.
Ella iba a preparar un protocolo para comenzar con el hisopado.
Quedo a solas, y empiezo a evaluar todo lo que podía pasar.
Aprovecho de ir al baño privado para quedar listo luego. Me tomo mi tiempo. Me higienizo
como corresponde. Me paso alcohol en gel. Tenía tiempo y nada me apuraba.
Además no se sintió ningún ruido como si hubiera entrado nadie. Me miro al
espejo y me digo. Que Dios me acompañe. Eran las tres de la madrugada.
Lentamente abro la puerta, y veo en la silla que había dejado
minutos atrás, sentado al Doctor House con su bastón apoyado en su falda.
Dr. House- ¿Seguro que si te pido que tosas, no toses,
verdad?
Pablo- No, doctor
Dr. House- ¿Tampoco te agitaste con todo lo que caminaste
hasta llegar hasta acá?
Pablo- No, doctor.
Dr. House - ¿Vas a correr o andar en bicicleta?
Pablo – Si
Dra. Lisa- (entra a la habitación) ¿Dr. House que hace acá?
Dr. House - ¿Recién cuando fuiste al baño, hiciste caca?
Dra. Lisa- ¿Dr. House que son esas preguntas? No tiene nada
que hacer a esta hora de la madrugada en el hospital. Por favor retírese.
Dr. House - ¿Es importante la pregunta? Contestá.
Pablo – No pude ir de cuerpo.
Dr. House – ¿Estuviste tomando crema de bismuto?
Pablo - Si
Dr. House – Lo ve Dra. Lisa por eso no podía toser…
Dra. Lisa – House está acá para un hisopado por Covid 19
Dr. House – Acuéstese que lo voy a auscultar. ¿Dígame si le
duele donde yo lo toco?
Dra. Lisa – Dr. House, al paciente hoy ya lo revisaron.
Pablo – No Dra. Lisa, esta es la primera vez me revisan. Hoy llamé
a urgencias por una diarrea y la doctora de guardia me atendió a tres metros de
distancia y me atendió creyendo que tenía Coronavirus. Yo la llamé por una
diarrea y no me medicó nada, ni me preguntó que almorcé o cené.
Dr. House – Lo ves Lisa, trajimos un paciente a ocupar una
cama y a hacer un hisopado por un diagnóstico equivocado.
Dra. Lisa - ¿Pero la diarrea y el agitamiento pueden ser
casos de Covid 19?
Dr. House y Dra Cuddy discutiendo |
Dr. House – Cuando camina solo no se agita, pero su esposa
camina más rápido que él. Caminar a un ritmo distinto le hace consumir mayor
cantidad de aire. Y tuvo una infección que le produjo una diarrea. La doctora
domiciliaria no lo revisó, ni le preguntó que comió o bebió y lo mandó a un
sanatorio pensando que tenía Covid 19. El paciente al ver que lo atendió por
otro síntoma bebió crema de bismuto y ahora le produjo constipación.
Dra. Lisa – No lo puedo creer. Casi internamos a un paciente
con diarrea junto a los de covid 19.
Dr. House – Pensar que por un error en el diagnóstico médico se inutilizó un ambulancia, y habitación de internación, dos médicos, tres enfermeras y todo se solucionaba con dos pastillas de carbón y si lo llevaban a Tecnopolis se cagaba allá.
Que historia tan real, a cuántos le habrá pasado lo mismo....
ResponderEliminarMuy bueno,Pablo
ResponderEliminar