domingo, 17 de agosto de 2025

El arte de confundir el bien con el mal

 Texto no apto para fanáticos políticos, obsecuentes, flojos y serviles ideológicos.



Leer la novela 1984 no es una lectura placentera. 

Perdón, no escribí ni diez palabras y ya tengo que hacer una aclaración.

Leer la novela 1984 no es una lectura placentera, sobre todo si eres argentino y a medida que lees descubres que no es ficción, que lo que redacta George Orwell en su novela escrita hace más de 75 años.

Para los argentinos el libro 1984 no es ficción. Todo pasó, como si el autor fuera un profeta contemporáneo.

La Argentina tuvo su momento de esplendor y de crecimiento sustentable desde 1880 hasta 1930. Dirá la Enciclopedia Británica  "El desarrollo argentino a fines del siglo XIX y principios del XX fue un período de notable crecimiento económico impulsado por el modelo agroexportador, la inversión extranjera y la llegada de inmigrantes. Este crecimiento transformó la economía, la sociedad y el territorio argentino, dejando una marca importante en la historia del país."

La Argentina recibe una corriente inmigratoria europea, sumada a una política expansionista, educativa y de desarrollo pensada en la consolidación de un país moderno poniendo la proa en un futuro prometedor por los recursos naturales, la educación y la ética de sus gobernantes.

Sin embargo en el transcurrir del siglo XX y XXI el país cayó en la época de "las vacas flacas" que la previsión de la "vacas gordas" no alcanzó para evitar su caída.

Una editorial del diario "La Nación" del 17 de agosto de 2025 señala un detalle de la realidad que bien podría ser parte de la novela de George Orwell.

En 2011 durante el segundo mandato de Cristina Fernández viuda de Kirchner buscó profundizar el populismo para hacerlo “sustentable” pues, “ganada la batalla cultural contra los medios y triunfando en las elecciones, no tendremos límites”.  Pero la oposición denunciaba y no solo denunciaba se veía por televisión la corrupción como un funcionario de su gestión en la madrugada llevaba 10 millones de dólares a un convento, otro trasportaba "bolsos"  llenos de dinero que eran entregados en la casa de gobierno, la residencia presidencia, y en el Instituto Patria, sede del partido gobernante y el chofer tomaba nota en lo que se llamó la causa cuadernos. Entre otros episodios de la corrupción política se transmitió por televisión gente contando billetes en un lugar llamado "La Rosadita" (haciendo alusión a la casa de gobierno), sumando denuncias por la ruta del dinero K, el lavado de dinero con hoteles propiedad del matrimonio presidencial y corrupción en la obra pública además de una larga lista de episodios cuya única finalidad fue la destrucción, económica, educativa y moral de la argentina.

Continuando con la editorial del diario La Nación, textualmente dice a continuación: "Esa batalla cultural contra los valores del trabajo y el esfuerzo, el ahorro y la inversión, el mérito y el progreso, el premio y el castigo los llevaron a cooptar el Estado para "Ir por todo" y arrollar a la clase media, muro histórico de contención. Aquella ofensiva incluyó una reversión de la historia argentina, para que los jóvenes creyeran que todo comenzó en 2003.  

 La prédica sistemática inculcó valores opuestos a los que hicieron de la Argentina un gran país. Se reescribió la historia de Mitre, se ridiculizó a Sarmiento, se ignoró a Avellaneda y se denostó a Roca (a quien Perón admiraba). El ideario de Eduardo WildePaul Groussac, Miguel Cané, Carlos Pellegrini y Joaquín V. González fue sustituido por mitos precapitalistas que retrotrajeron a tiempos coloniales.

Se calificó de bueno, lo malo. Y lo peor, de ejemplar. Incumplir obligaciones, violar contratos, controlar precios, congelar tarifas, licuar salarios, digitar jubilaciones, manipular el dólar, limitar importaciones, bloquear exportaciones, aplaudir defaults, falsear índices, aniquilar la moneda, perseguir a la prensa, manipular pautas, malversar recursos, subsidiar tarifas, subvencionar transportes, acrecentar déficits, multiplicar ñoquis, someter intelectuales, subordinar la docencia, emplear adeptos, estatizar actividades, prohibir despidos, impedir desalojos, liberar presos y humillar a los necesitados. Suma de desatinos que afectó la brújula moral del pueblo argentino.  


Con la destrucción de la moneda se esfumó el ahorro. Con los controles de precios, se vaciaron las góndolas. Con la escasez, prosperó el mercado negro. Con las leyes de locación desaparecieron los alquileres. Con el cepo cambiario se detuvieron las fábricas, salvo de los amigos. Con la degradación de la escuela pública se incrementó la desigualdad educativa. Con el adoctrinamiento escolar se obturó el pensamiento crítico. Con la falta de inversión se redujo el empleo regular. Con la falta de trabajo formal se desarticularon las familias. Con la informalidad se desfondó el sistema previsional. Con el clientelismo se politizaron las oportunidades. Con el garantismo se privilegió a los victimarios. Con la mayor inseguridad se dañó la vida comunitaria.

Tras el telón de los nuevos derechos se expandieron la pobreza, el desempleo, la informalidad y los planes sociales, el abandono escolar, la violencia familiar, la desnutrición infantil, el negocio del paco y el delito para obtenerlo. Se multiplicaron los punteros, manteros, cartoneros y okupas con sus tomas, marchas, piquetes y acampes.

En el libro "1984" George Orwell cuenta que el Ministerio de la Paz, se encarga de la guerra, lo que parece una contradicción. Esta paradoja, junto con otras como el Ministerio de la Verdad encargándose de las mentiras, ilustra el concepto de doblepensar, una manipulación lingüística y mental clave en la novela. El doblepensar permite al Partido mantener el control social al hacer que la gente acepte contradicciones como verdades. 

Tan penetrante fue el hecho de confundir el bien con el mal, que los propios acólitos

 y no pueden acepar lo obvio, ni con documentos, ni con imágenes. 

Tan fuerte fue la novela trágica argentina que los lectores se sintieron protagonistas

 y defensores de lo terrible que vivieron, hasta el hartazgo de defender lo indefendible.

¿Podrán algún día entender que el mundo tiene otras realidades, 

y escaparse de la ficción?